La realidad es que no todos los bebés son iguales. Que un bebé de repente tenga una rabieta es algo completamente normal. Claro que, puede llegar a ser molesto si son continuas.
A continuación analizamos cómo manejar las rabietas de tus bebés.
Qué hacer si un bebé tiene una rabieta
Las rabietas en los niños pueden ser gritos, patadas, golpes, quejidos, llantos… Es más frecuente entre las edades de 1 a 3 años y en las que los niños muestran su malestar o frustración.
Claro que, las rabietas también se pueden producir si los bebés están muy cansados, tienen hambre, están incómodos, etc. Estos son los casos más habituales. Por ello, es importante que los padres sepan identificar qué les ocurre, para que se le pase la rabieta.
En primer lugar, es importante mantener la calma. Si respondes con enfado, será peor. Al fin y al cabo, tu objetivo como padre es tratar de que el niño se calme y que aprenda a hacerlo. Tú eres su ejemplo a seguir, por eso necesitas calmarte para luego enseñarle a calmarse.
También es importante tener en cuenta el por qué de la rabieta, dado que se puede manejar de manera distinta en función de la raíz del problema. Por ejemplo, habrá veces en las que necesites consolar al bebé porque le pasó algo o simplemente dejarlo dormir o darle de comer. Por lo que dependiendo de cómo reaccione es posible que sea una cosa o la otra.
También puede que se produzcan otras rabietas como excusa para llamar la atención, a ver si cuela. En esos casos, siempre puedes tratar de distraer al bebé con otra actividad diferente, para que esté más entretenido y se le pase el enfado.
¿Y si ocurre en un lugar público? Si no es capaz de calmarse por ninguno de los métodos mencionados, es mejor ir a un lugar tranquilo y tratar que el niño se tranquilice.
En cualquier caso, no es recomendable recompensar la rabieta de un hijo cediendo, porque eso le hará ver que le ha funcionado y no queremos eso.
¿Cuándo es necesario buscar ayuda profesional?
Dado que no todos los niños tienden a mostrar el mismo comportamiento, si la rabieta es excesiva y continua podría ser necesario ir al médico y comentarlo.
Hay padres que no pueden más y reconocen que terminan cediendo o perdiendo el control, pero este realmente no es el camino. Tampoco si vemos que el niño reacciona autolesionándose o si se muestra excesivamente irritable, negativo, se niega a cooperar, etc. Digamos que son situaciones dolorosas y que nos confirman que algo no va bien.
Un médico también puede averiguar posibles problemas de salud que podrían provocar las rabietas en tu hijo. Por ejemplo, puede que se produzcan debido a un problema de audición, de vista, un trastorno en el aprendizaje, etc. Por eso es importante consultarlo con un profesional.
Y tú, ¿cómo actúas cuando tu bebé tiene una rabieta? Aunque alguna esporádica es completamente normal, ahora ya sabes cómo gestionarlas para no pasarlo mal y que sea todo un aprendizaje para el bebé.
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